La iluminación es uno de los aspectos más importantes en el cultivo de cannabis, ya que juega un papel crucial en el desarrollo y crecimiento de las plantas. A través de un adecuado sistema de iluminación, se puede obtener una cosecha de mayor calidad y cantidad.

Existen diferentes tipos de luces que se pueden utilizar en el cultivo de cannabis, siendo las más comunes las luces fluorescentes, las luces LED y las luces de alta presión de sodio. Cada una tiene sus ventajas y desventajas, por lo que es importante elegir la que mejor se adapte a tus necesidades específicas.

Las luces fluorescentes son una opción económica y eficiente para el cultivo indoor. Proporcionan una luz suave y uniforme, ideal para la fase de crecimiento vegetativo de las plantas. Sin embargo, no son tan efectivas durante la etapa de floración, ya que no proporcionan suficiente luz intensa.

Por otro lado, las luces LED son cada vez más populares entre los cultivadores de cannabis. Son altamente eficientes energéticamente y emiten una luz intensa y brillante. Además, pueden ajustarse para proporcionar diferentes espectros lumínicos según las necesidades de las plantas en cada etapa del ciclo de vida.

Las luces de alta presión de sodio son ampliamente utilizadas en el cultivo de cannabis debido a su capacidad para producir un espectro lumínico ideal para la fase de floración. Son conocidas por su alta intensidad y eficiencia en el consumo energético. Sin embargo, generan bastante calor, por lo que es necesario implementar sistemas adecuados de refrigeración.

Es importante tener en cuenta que la cantidad y duración de luz también juegan un papel fundamental en el desarrollo de las plantas de cannabis. Durante la fase de crecimiento vegetativo, se recomienda proporcionar entre 16 y 18 horas de luz diaria. En cambio, durante la fase de floración, se debe reducir a 12 horas de luz para estimular la producción de cogollos.